Crónica Almuerzo con Don José Manuel Alcaide Borreguero

Temas tratados:
-Diferenciación entre Santa Sede y Estado del Vaticano.
-Jurisprudencias Territoriales.
-Breve Historia.

Nos ilustró sobre: La formación de un diplomático de la Santa Sede.

Sus Experiencias en la República Democrática del Congo y en la República socialista de Cuba.

La diplomacia de la Santa Sede constituye una de las tradiciones más antiguas y respetadas del ámbito internacional. Su misión, profundamente vinculada al ministerio pastoral del Sucesor de Pedro, exige una preparación rigurosa que integra vida espiritual, estudio académico y servicio eclesial. Por ello, el itinerario formativo de un diplomático pontificio es único en su naturaleza y en sus objetivos.

El proceso comienza con la vocación sacerdotal. Todos los diplomáticos del Vaticano son presbíteros que, luego de sus estudios teológicos iniciales y un periodo de servicio pastoral, son propuestos por sus obispos para ingresar en la Pontificia Academia Eclesiástica. Esta institución, fundada en 1701, es la encargada de formar a quienes ejercerán la representación pontificia ante los Estados y organismos internacionales.

Durante su etapa en la Academia, los candidatos reciben una formación integral que incluye el doctorado en Derecho Canónico, estudios en diplomacia, derecho internacional, historia de la Iglesia, geopolítica y economía. Asimismo, se presta especial atención al dominio de varias lenguas, entre ellas el italiano, el francés y el inglés, a lo que suelen añadirse otros idiomas según las necesidades pastorales y diplomáticas de la Iglesia.

A la par de los estudios académicos, la formación espiritual y humana ocupa un lugar central. Los futuros diplomáticos viven un ambiente comunitario que busca fortalecer la vida de oración, la prudencia, el equilibrio personal y la capacidad de diálogo. De este modo, se preparan para ejercer una misión que requiere discreción, sensibilidad pastoral y apertura al encuentro con culturas diversas.

Concluida su preparación, los sacerdotes son destinados a distintas nunciaturas apostólicas, donde inician su servicio como secretarios o consejeros. A lo largo de los años adquieren experiencia en el acompañamiento de las Iglesias locales, la mediación diplomática y la promoción del bien común. Aquellos que, por su trayectoria y servicio, son llamados a asumir la responsabilidad de una nunciatura, reciben la ordenación episcopal y el título de Nuncio Apostólico, convirtiéndose en embajadores del Santo Padre.

La diplomacia pontificia, fiel a su misión de anunciar el Evangelio y promover la paz, continúa ofreciendo al mundo un testimonio de diálogo, esperanza y servicio desinteresado. La formación de sus representantes, profundamente enraizada en la tradición de la Iglesia, garantiza que este servicio siga realizándose con competencia, dedicación y espíritu pastoral.

Experiencia personal como diplomático de la Santa Sede.
Destacando su misión en Cuba, en relación a la Visita del Santo Padre Francisco y su experiencia en la República Democrática del Congo.

El P. José Manuel Alcaide Borreguero: un sacerdote cordobés al servicio diplomático de la Santa Sede

La vida y ministerio del P. José Manuel Alcaide Borreguero reflejan con claridad la vocación de servicio que la Iglesia pide a quienes, en nombre del Santo Padre, trabajan en el ámbito de la diplomacia pontificia. Natural de Córdoba, donde nació el 11 de junio de 1980, fue ordenado sacerdote en 2007 y pronto destacó por su preparación académica y su disponibilidad para asumir tareas al servicio de la Iglesia universal.

Tras obtener la licenciatura en Derecho Canónico en Roma y completar posteriormente el doctorado en la misma disciplina, ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica, institución donde la Santa Sede forma a los sacerdotes destinados al servicio diplomático. Allí recibió la formación espiritual, humana y técnica necesaria para desempeñar misiones en distintos países y culturas, en nombre del Sucesor de Pedro.

Su labor diplomática lo llevó inicialmente a la Nunciatura Apostólica en Singapur y, posteriormente, a la representación pontificia en la República Democrática del Congo. Sin embargo, uno de los destinos más significativos de su carrera fue la Nunciatura Apostólica en Cuba, donde prestó servicio entre 2015 y 2018. Durante ese periodo ejerció como secretario de la misión diplomática, participando en tareas de acompañamiento a la Iglesia local, relaciones con las autoridades civiles y apoyo a la misión evangelizadora en un contexto sociopolítico particularmente delicado.

Su presencia en la isla coincidió con años de importante actividad eclesial y pastoral, en los que la Nunciatura desempeñó un papel relevante como puente de diálogo y como signo de la cercanía del Santo Padre al pueblo cubano. El P. José Manuel Alcaide asumió estas responsabilidades con discreción, profesionalidad y espíritu de servicio, manifestando la dimensión pastoral que caracteriza a la diplomacia vaticana.

Tras concluir su misión en Cuba, fue destinado a la Nunciatura Apostólica en Suiza, donde continuó su labor diplomática antes de regresar a su diócesis de origen. En Córdoba ha retomado el trabajo pastoral, ejerciendo como vicario parroquial y desempeñando funciones en el ámbito del Derecho Canónico dentro de la curia diocesana.

La trayectoria del P. José Manuel Alcaide Borreguero es un ejemplo de cómo el ministerio sacerdotal puede abrir caminos de servicio más allá de las parroquias y estructuras locales, llevando el Evangelio y la presencia de la Iglesia a escenarios internacionales donde la palabra, la prudencia y el diálogo son instrumentos de comunión y esperanza.

Nos relato varias experiencias vividas en la República Democrática del Congo, donde hemos anotado lo siguiente:

El servicio del P. José Manuel Alcaide Borreguero en la República Democrática del Congo

Entre los años 2013 y 2015, el P. José Manuel Alcaide Borreguero desempeñó una etapa significativa de su misión diplomática como Secretario de Nunciatura en la República Democrática del Congo, uno de los destinos más exigentes y desafiantes de la diplomacia pontificia. En este periodo, además de sus responsabilidades en la representación de la Santa Sede ante las autoridades civiles y eclesiales, el sacerdote cordobés ejerció una valiosa labor pastoral en la Parroquia Saint Léopold de Kinshasa, acompañando a una comunidad marcada por profundas heridas sociales y un fuerte espíritu de fe.

La presencia de la Santa Sede en el Congo constituye un signo constante de cercanía, diálogo y esperanza en medio de una realidad compleja. En este contexto, el P. Alcaide Borreguero colaboró en la misión de la Nunciatura, que actúa como puente entre la Iglesia local y el Estado, promoviendo la reconciliación, el respeto a la dignidad humana y el fortalecimiento de la acción pastoral. Su servicio unió el rigor del trabajo diplomático con la sensibilidad pastoral del sacerdote, mostrando la dimensión más humana de la diplomacia vaticana.

Esta etapa africana, vivida con entrega y discreción, enriqueció profundamente su vocación y lo preparó para posteriores responsabilidades en Cuba y Suiza, antes de su regreso a la Diócesis de Córdoba. Su paso por el Congo es un testimonio de cómo la misión de la Iglesia se realiza también en los lugares donde la paz y la justicia requieren una presencia paciente, comprometida y evangelizadora.

Actualmente está en la Diócesis de Córdoba, donde ha asumido roles importantes: es Vicario Judicial Adjunto y Vicecanciller del Obispado. En 2023 fue nombrado vicario parroquial de la Parroquia de San Juan y Todos los Santos (La Trinidad) de Córdoba.